Oigan, ¿cómo es que Ted empezó a fumar mariguana si es un osito de peluche?
Al igual que el meme de Goku despertando a mitad de la noche pensando en su cartulina, es una duda que muchos fans de la comedia políticamente incorrecta y ácida de Seth McFarlane se han preguntado desde que la primera película estrenó hace dos años con Mark Wahlberg como protagonista.
Pues anoche, durante el estreno del primer capítulo de Ted, la serie, precuela en Universal+, que narra los orígenes de la amistad entre John y el pequeño malnacido, se reveló el secreto y muchos más que el creador se había negado a compartir.
A lo largo del episodio, también descubrimos que Ted empezó a hacer chistes de judíos, italianos y raciales desde que era un adolescente yendo a la secundaria.
Así que Excélsior le preguntó a Max Burkholder, el protagonista e intérprete de John Bennett (Wahlberg, en los filmes), cómo es que ellos dos, con ayuda de McFarlane, pudieron darse el lujo de aventarse chismes tan ácidos cuando corren tiempos donde la cultura de la cancelación por lo inapropiado está bastante latente en redes sociales.
Lo bueno de Seth es que sabe navegar en cuestión de cruzar los límites en cosas que a la gente le puede causar ruido, porque entiende que se puede permitir el humor cruel siempre y cuando sea divertido (y no hiera a nadie).
Es decir, Seth no se permite el apuntar a alguien, sino a señalar al ‘idiota que cree cosas terribles’. Por eso funciona para Ted y Padre de familia. Jamás cuestionamos los ideales de la gente, sino que apuntamos a su actuar”, explicó el joven actor vía Zoom.
Por ejemplo, en el primer episodio, Matty Bennett (Scott Grimer), padre de John, suelta una broma que pareciera racial: piensa que antes los italianos solían ser blancos y de la nada ya no lo son.
También Blaire (Giorgia Whigham), prima de John, solía rapar a su Barbie negra para ver si se veían bonitas y si así lo creía, las blancas sufrían el mismo cambio de look en su cabello.
A propósito de todo esto, McFarlane decidió recortar las bromas homofóbicas de Padre de familia en 2019, porque ya no eran aceptables. O sea que el trabajo humorístico sí ha tenido cálculos casi milimétricos.